Siempre es un lujo entrar en el estudio de un diseñador de moda y hace unos días tuve la oportunidad de visitar el de Jesús del Pozo. ¿El motivo? La presentación de su nueva fragancia femenina. Se llama Ambar y estará a la venta el 1 de septiembre. En dicha presentación, rapidita pero efectiva como tienen que ser las presentaciones de cualquier producto, la puesta en escena fue perfecta.
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A medida que íbamos llegando nos iban pasando a una especie de jaimas realizadas con telas en cálidos tonos ocres. Yo pasé sola y tras sentarme me vendaron los ojos. En ese momento pensé: "ya empezamos con las chorraditas" pero, de repente, una increíble y sensual voz masculina comenzó a narrarme al oído una historia sobre los sentidos y no pensé más. Me centré en lo que me iba contando. ¡Qué voz! La verdad es que me quedé con las ganas de ponerle cara porque su dueño estaba allí pero cuando me quitaron la venda de los ojos ya se había ido. Una pena. En la historia que me contó iba hablando de la sensualidad, de los sentidos y de cómo se estimulan: el del oído (lógicamente con su voz), cuando llegamos al tacto me abrieron las manos y depositaron en ellas piedras de ambar puro; con el del gusto me pusieron un poco de miel en los labios, al llegar al olfato rociaron el perfume bajo mi nariz y cuando tocó el de la vista me quitaron la venda (el chico ya se había ido) y pude ver el visual de la nueva campaña de Ambar.
La narración sobre la sensualidad venía a cuento porque para Jesús del Pozo, Ambar, su nueva fragancia sublima la sensualidad proyectándola a un grado superior no meramente erótico sino integral de la persona. Y es que por definición el término “sensual” se relaciona con las sensaciones, y “sensualidad”, a la disposición de disfrutar en plenitud de los placeres de los sentidos. Para entendernos, una persona sensual se deleita viendo, saboreando, tocando, oliendo y oyendo. Se relaciona con el mundo que lo rodea de una manera especial. Le encanta observar un paisaje, detalla las ciudades, su arquitectura, percibe a su gente, sus costumbres, el arte, las flores. Lo que ve, día a día, no se convierte en rutina, siempre descubre algo diferente. Cuando come se regocija con los alimentos y bebidas, y los degusta transformando cada comida en un acto placentero. Siente las texturas de cuanto toca y goza de ellas. Se recrea con los olores, no sólo de los platos o del medio ambiente sino de la gente y en particular de su pareja. La música provoca pasiones y emociones en la persona sensual. La escucha con complacencia. Obviamente, una persona con estas características hará sentir muy bien a quien le acompañe. Una persona sensual es aquella que provoca atracción o reacción en los sentidos de otra. La sensualidad que se irradia proviene de dos fuentes diferentes; una se encuentra en el interior y la segunda en el exterior. Su poder sensual interior proviene de sus pensamientos, de su energía, de sus sentimientos y de su magnetismo personal, en una palabra, de su personalidad. Pero como siga por este camino no voy a acabar nunca y, sobre todo, no voy a hablar del perfume que es de lo que se trata. Así que sigo. La composición armónica de la fragancia de Ambar es obra de la joven nariz de la casa Firmenich Marie Salamange. Marie ha sabido traducir en aroma las sensaciones que pedía J. del Pozo.
El diseñador pedía una fragancia de Ambar porque, según él, el ámbar es en el perfume lo que el corsé en los vestidos de época. No se ve, pero se sabe que está, y da estructura al resto del vestido. Marie Salamange ha empleado ámbar gris junto con ámbar 83, que es un compuesto sintético y para conferir el carácter apolvado a la fragancia que podemos percibir en el fondo de la composición, se ha empleado iris. Estos dos componentes fundamentales, ambar e iris, son dos materias primas carísimas en la perfumería lo que aporta mayor exclusividad a la fragancia. pero para ir por partes os diré que en sus primeras notas de salida nos encontramos bergamota, mandarina y cardamomo; en las de corazón además del iris descubrimos té verde y peonía y en el fondo junto al ámbar se encuentran nots de cedro y de salvía. El conjunto es cálido, envolvente y sensual y se enmarca en familia de las fragancias florales ambaradas. En cuanto al frasco, ha sido diseñado por Juan Gatti, el director artístico predilecto de Jesús del Pozo y que ha diseñado todos sus frascos y visuales de publicidad. Está inspirado en las formas distorsionadas y pulidas del ámbar y su color es un copia fiel de un tipo de ámbar. El cuello del frasco está adornado con un medallón. Una pequeña pieza metálica en la que leemos el nombre de la fragancia y el nombre del diseñador, en una tipografía absolutamente vinculada con el Art Nouveau o modernismo. Como muchas ya sabréis el Art Nouveau fue una corriente ideológica que impregnó todas las artes: pintura, escultura, arquitectura, decoración de interiores, literatura, música…a principios del siglo XX en Europa. Los artistas de dicho movimiento, cansados del aumento de la producción en serie y de la mala calidad de los diseños de finales del XIX, pretendieron recuperar los diseños y la elaboración de buena calidad inspirándose sobre todo en la naturaleza y en el uso de elementos de origen natural, preferentemente vegetales, y formas redondeadas de tipo orgánico.
La fragancia se va a presentar en tres tamaños, 30, 50 y 100 ml (27, 44 y 59 € respectivamente) y los tres mantienen la misma forma curvada e irregular, como el ámbar verdadero. El estuche cede importancia al frasco, eligiendo el sobrio material de Cartón Kraft, como las bolsas de la boutique de Jesús del Pozo, enlazado con una cinta negra.
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