ROMERO Donin Today we find someone to try to "you" is as difficult as entering a chimney instead of out the door. And is that "familiarity" is spreading like a virus and is already a crowd (Jurriën) of people that leads him glued to his mouth like tick in the groin, without even ask the trust provided a moment to talk. Nor does it mean that this is a tragic situation but, now, with such obstinacy in intimate and friendly feel like we just challenge them to a duel, because we never ate with us and to our knowledge, we also have a common project with so the familiarity is more, especially if it comes from young / ignorant as that used to talk without taking into account the age of the other person who may already be older than the Garden of Eden. And I do not understand how to be the education to other gold coin, not a good time for it and have to face an other day also, gross forms in the street and familiarity by the center employees trade who would cost them nothing to moderate their complacency towards the customer.
And I stand at this issue because recently and in the perfume section of a department store, was a servant of you accompanied by a good friend much older than me (she always says that could be my mother, and it's true), elegant as Queen of Uranus, with a culture that speaks like a book and an education that will hear only increases blood flow to the heart. Well, there we were both asking for a fresh colony of summer, and ready to enjoy a quiet evening with lunch included, when that lady on duty, she very pretty, thin and fragile as a glass eel like a paper boat began escopetiada, forgetting about the generational difference, with a "familiarity" to my friend (who was who cared essence) that troubled her a legion of ants as a donut, "Tell me, darling?" " have you attended one, dear? ", which was falling p'arriba brat from hell, heavier than a slab of lead and my friend giving the Malta fever. A servant of you anger and I also went through the arteries because of familiarity to it I can take the bold tuteador a dirge, but I made efforts to conceal such corajina were engaged in the essences, because such attitude of the saleswoman I was looking more dangerous than a yogurt expired.
The lady in question, annoying and stuck like a drawer, dared even with a "for your age you'd be better other flavor because it is too young for you, baby." "You should choose your physique for a perfume that is more dense." Strudel until my friend, outraged (outraged) was activated detector and near the emotions and mental breakdown and invasion of different feelings, but without losing his temper (no engrifarse) (we know that the mechanics of the human brain is a box full of surprises) snapped without hawking (garraspera) with great dignity and composure (composure): "Do you want to say" you, miss, that by my age I could use some old vinegar fragrance? Then tell him that "you "I would rather a perfume of education because it is not his forte. And undermines confidence as accurate with a scalpel, leaving the fish Salpi as the bewildered and ill employee, who was serious as a portrait and as nervous as a chicken coop looking for a club where you climb, the way out of taking my girlfriend there arm, straight from his moment of glory and materializing in the air almost a sigh of relief, while inland underground, or in a whisper and bursting head is absorbed in balancing a careful meditation on the choice of cake strudel or sweet (or Milojica milonja) a few minutes later degustaríamos in the cafeteria. Ay, sir, what things ...
www.donina-romero.com DONINA ROMERO Hoy en día encontrar a alguien que nos trate de "usted" es tan difícil como entrar por una chimenea en lugar de por la puerta. Y es que el "tuteo" se está extendiendo como un virus y ya es una multitud (jurria) de gente la que lo lleva pegado a la boca como garrapata en una ingle, sin siquiera pedirte prestada la confianza un momento para hablarte. Tampoco significa que esto sea una situación trágica pero, vamos, con tal pertinacia en intimar y amigarse sólo nos dan ganas de desafiarlos a un duelo, porque entendemos que nunca han comido con nosotros y, que sepamos, tampoco tenemos un proyecto en común, con lo cual el tuteo está de más, sobre todo si viene de jovencitos/as que emplean la ignorancia para hablar sin tener en cuenta la edad de la otra persona que puede ser ya más antigua que el Paraíso Terrenal. Y es que no entiendo cómo siendo la educación hacia los demás moneda de oro, no corran buenos tiempos para la misma y tengamos que enfrentarnos, un día sí y otro también, a formas groseras en la calle y a tuteos por parte de los empleados de centros comerciales a quienes no les costaría nada moderar su exceso de confianza hacia el cliente.
Y me asomo a este asunto porque hace poco y en la sección de perfumes de unos grandes almacenes, iba servidora de ustedes acompañada de una buena amiga mucho mayor que yo (ella dice siempre que podría ser mi madre, y es verdad), elegante como la reina de Urano, con una cultura que habla como un libro y una educación que sólo oírla aumenta el caudal de sangre en el corazón. Pues bien, ahí andábamos las dos preguntando por una colonia fresca, de verano, y dispuestas a disfrutar de una tarde plácida con merienda incluida, cuando la señorita de turno, muy mona ella, delgada como una angula y frágil como un barquito de papel, comenzó, escopetiada, olvidándose de la diferencia generacional, con un "tuteo" hacia mi amiga (que era a quien le interesaba la esencia) que la mortificaba como una legión de hormigas a un donut, "¿dime, mi amor?", "¿te atendía alguien, tesoro?", con lo cual estaba cayendo malcriada del carajo p'arriba, más pesada que una losa de plomo y a mi amiga dándole las fiebres de Malta. A servidora de ustedes el enojo también me entraba ya por las arterias pues para esto del tuteo soy capaz de echar un responso al atrevido tuteador, pero hice esfuerzos por disimular tal corajina continuando enfrascada en las esencias, pues tal actitud de la dependienta me estaba pareciendo más peligrosa que un yogur caducado.
La señorita en cuestión, molestando ya como un cajón atascado, se atrevió incluso con un: "para tu edad te vendría mejor otro aroma porque éste es demasiado juvenil para ti, cariño". "Tú deberías optar por tu físico por un perfume, que sea algo más denso". Hasta que a mi educadísima amiga, ofendida (afrentada) se le activó el detector de emociones y ya cerca del colapso mental e invadida de distintos sentimientos pero sin perder los nervios (sin engrifarse) (ya sabemos que la mecánica del cerebro humano es una caja llena de sorpresas) le espetó sin carraspera (garraspera) con mucha dignidad y calma (pachorra): "¿quiere decirme "usted", señorita, que por mi edad me vendría bien cierta fragancia a vinagre viejo? Pues le diré que a "usted" le vendría mejor un perfume de educación porque la misma no es su fuerte". Y cercenándole la confianza como con un bisturí certero, dejó salpiando como a los pescados a la desconcertada e imprudente empleada, que quedó seria como un retrato y tan nerviosa como una gallina buscando un palo de gallinero donde encaramarse, mientras salíamos de allí tomándome mi amiga del brazo, erguida de su momento glorioso y casi materializando en el aire un hondo suspiro de desahogo, mientras por vía subterránea, o sea, en un susurro y con la cabeza rebosando de equilibrio se enfrascaba en una minuciosa meditación sobre la elección de la tarta o del dulce de milhojas (milonja o miloja) que unos minutos más tarde degustaríamos en la cafetería. Ay, señor, qué cosas...
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