miércoles, 13 de abril de 2011

Issey Miyake incursionó en el terreno de los aromas en 1992 con la pureza y nitidez de una fragancia como L'Eau d'Issey


Issey Miyake incursionó en el terreno de los aromas en 1992 con la pureza y nitidez de una fragancia como L'Eau d'Issey, su primer perfume. En el mundo de la moda, los diseños del japonés Issey Miyake integran arte, practicidad y funcionalidad, son prendas que trascienden tiempo y espacio; por otro lado, en el universo de los perfumes es reconocido por crear aromas atemporales, puros e inolvidables.

Miyake incursionó en el terreno de los aromas en 1992 con la pureza y nitidez de una fragancia como L'Eau d'Issey, su primer perfume.

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Era una época en la que estaban de moda las fragancias embriagantes y orientales, pero Miyake quiso sorprender con un aroma donde el agua era el elemento esencial de la creación; a contracorriente de las tendencias, el japonés apostó por este perfume, gracias a lo cual logró convertirse en un clásico.

Lo que Miyake propuso desde entonces fue una nueva visión de la feminidad, en la cual no había artificios, sino que era pura y esencial.

Con ese mismo espíritu, incansable e inventivo, Miyake presenta su nueva fragancia femenina: L'Eau d'Issey Florale, distinta a otras fragancias que están en el mercado, pues huele como a un botón de rosa en plena floración. Es un aroma limpio y luminoso.

Al japonés le gusta describirla con dos palabras: Elegancia y simplicidad; sin embargo, esta sencillez se construye con una pirámide olfativa muy estudiada, como todas sus creaciones.

El español Alberto Morillas es el nariz de esta sinfonía aromática, quien reinterpreta la feminidad y reinventa el perfume natural de la rosa a punto de florecer, combinándola con lirio blanco, que le aporta frescura a la fragancia; la remata con acentos luminosos de flores de azahar.

Para lograr un juego de contrastes, le agrega a estas notas mandarina y maderas blancas.

"Ciertas personas piensan que la belleza de lo útil define el diseño, pero yo, por mi parte, quiero incluir sentimientos, emoción", ha declarado.

Fiel a sus palabras, Miyake retoma la arquitectura del frasco original, el emblemático cono de vidrio, cuyas líneas recuerda a la torre Eiffel, pero ahora en cristal color rosa pálido.

"El diseño no es filosofía, es para la vida", ha declarado el creador japonés.

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