Desde tiempos muy remotos es una costumbre muy común la de utilizar algún perfume.
Se cree que los egipcios fueron quienes comenzaron con esta práctica, ya que creían que además de aromatizar y oler bien, el perfume les ayudaría a evitar enfermedades.
Hoy en día el perfume continúa siendo de primordial importancia para muchos. ¿Quién de vosotros no suele usar diariamente algún perfume o agua de colonia? Los que no lo hacen de manera habitual, al menos lo hacen cuando tienen algún evento importante o quieren impresionar a alguien. Este hecho, sólo nos demuestra un poco más que el perfume puede provocar un efecto favorable en cada uno de nosotros, teniéndolo en cuenta en las situaciones importantes de nuestra vida.
Un perfume es básicamente una mixtura de alcohol y otros extractos que hacen que la fragancia se mantenga sobre la piel por un tiempo prolongado, logrando de esta forma que la persona que lo use huela de manera agradable.
Las opciones a la hora de elegir un perfume son inmensas, los hay con aromas frutales, con aromas florales, perfumes más dulces, perfumes más ácidos y hay una cantidad increíble de combinaciones y posibilidades.
A la mayoría de la gente le gusta oler bien y sentir que los demás también huelen bien. Un buen perfume puede provocar una muy buena impresión de uno mismo sobre los demás. En una cita o en una relación amorosa por ejemplo, una buena fragancia puede incitar a ser recordado y/o sentirse totalmente atraído por el aroma que desprende nuestra pareja.
Si bien existe la posibilidad de variar entre una cantidad muy diversa de esencias y aromas, a menudo muchos de nosotros optamos por usar un mismo perfume de manera cotidiana. A veces cuando uno encuentra finalmente una fragancia que le agrada, con la que se siente identificado, le cuesta desprenderse de ella y cambiarla por otra.
La realidad es que si bien puede ser una buena alternativa variar cada tanto de fragancia, también puede tener sus beneficios usar un mismo perfume diariamente. (En mi caso, cuando salgo de casa sin mi Eau de Toilette es como si me faltase “algo”… (el Eau de Toilette o Agua de Colonia ” es una fragancia más ligera que el clásico “perfume”).
Utilizo una fragancia para invierno, otra para verano, una agua de colonia para diario, un perfume especial cuando tengo una cita o un “splash” para cuando voy al gym. Para mi uso diario, me gustan las notas florales, frescas y dulces pero ligeras que me recuerdan mi infancia y juventud (la perfumería de mi madre ha marcado mi “olfato”). Para la noche y para situaciones especiales, suelo usar aromas más sensuales, dulces y florales pero con un punto cítrico, personales y diferentes, que me hacen sentir realmente bien.
Digo esto, porque casi todos podemos retener en nuestra memoria las esencias y ligarlas automáticamente con la persona que las usa (¿No os ha pasado alguna vez?).
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¿No habéis asociado, guardado o usado algún atuendo de un amigo, pareja, etc.. en el que se conserva su aroma, evocándoos más cerca de él o ella? Nuestros sentidos se asocian instantáneamente y sentir la fragancia de alguien que apreciamos nos puede permitir pensar en ella e incluso hasta sentirla junto a nosotros…